viernes, 29 de agosto de 2008

Facultades alteradas


Foto: stephmcg

Esta es una historia ficticia, obra de la imaginación. Cualquier parecido con hechos, lugares, o personajes reales es pura coincidencia. Obra debidamente registrada.






Prólogo

Mi nombre es Janius. Vivo en Kalim Rampa, una bella ciudad de la República Surrealista de Akinoestán. La historia que quiero contar es en parte mia, y en parte la de un sitio que ya no existe. Lo que ocurrió parece haber sido olvidado por casi todos como si de un pacto secreto se tratara. Yo no lo he conseguido aun, y tal vez escribiéndola logre por fin sacarla de mi mente y confinarla para siempre a un simple conjunto de papeles. Empezaré por relajarme y recordar como comenzó todo.

1. Janius pensando en voz alta

De niño me preguntaban qué quería ser cuando fuera grande. Primero se me ocurría que quería ser astronauta, pero ya había muchos. Los años pasaron sin que esa pregunta fuera un problema para mí.
Cuando ya me acercaba al momento de la gran decisión, empecé a considerar diferentes alternativas. El sistema de elección era simple: matemáticas no, porque siempre fui terrible en esa área. Química tampoco, porque a mí se me daba por mezclar cualquier cosa, y así no íbamos a terminar nada bien. Derecho no, porque apenas si sabía de que se trataba. Médico... mejor no. Podía estudiar filosofía o letras. En esas áreas, si cometía un error, no mataba a nadie.
Lo de filosofía parecía lindo... pero inútil, porque en esta época a nadie le importa qué es el hombre o para qué existimos. Y si alguien encuentra muchos problemas con eso, va a ver a un psicólogo.
Aclaremos que psicólogo tampoco quería ser, porque siempre pensé que si la psicología realmente funcionara, no habría tantos locos en este mundo. ¿Quién sabe?, tal vez funcione realmente, pero los loqueros no quieran quedarse sin trabajo.
¿Porqué no literatura? Siempre me gustó leer.

Más allá de las bromas, siempre me gustó recorrer una variedad de mundos, acompañando a los personajes a través de todas sus experiencias. Llegó a gustarme tanto que no sólo leía una gran cantidad y variedad de historias, también comencé a escribirlas. No fueron muchas, pero fue muy especial para mí poder crear historias y hacer que otros experimenten diferentes emociones con ellas, como las que yo sentí desde que aprendí a leer.

¿Qué veíamos en el curso de ingreso? Nociones básicas de esto y aquello. Filosofía, gramática y poco más, de manera rápida y superficial. ¿Utilidad? Ninguna. ¿Sentido? Aún en el día de hoy es un misterio. Resultado: una larga lista de notas bajas.
Mal presagio.

……………………………………

2. Primeras clases de Janius

En un primer momento parecía improbable que tanta gente pudiera entrar en un aula normal; después de todo, esta no era el aula magna donde se había hecho el curso de ingreso. ¿Se puede meter a 90 personas en un sitio con capacidad para 60? ¿Por qué no? Cuando se quiere, se puede. Algunos estudiantes descubrieron sus dotes innatas de contorsionistas, otros creyeron recordar que en sus vidas anteriores habían sido faquires; lo importante es que hasta el último centímetro cuadrado disponible fue aprovechado... además del pasillo.

Receta para el desastre: un aula con mucha más gente de lo recomendable, programas incompletos e inadecuados, un profesor lo suficientemente loco para tomar una tarea imposible. Mezclamos todos los ingredientes, los depositamos en un mismo sitio, a una temperatura de 30 grados (a la sombra) y esperamos. Las desgracias empezarán a ocurrir en cualquier momento.


Continuará...

12 comentarios:

Sendieva dijo...
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Jorge dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
los pensadores dijo...

hola,es cierto todos tenemos anecdotas que contar aunque nosotros estamos por entrar a la universidad aun...aun tenemos q terminar la escuela,muy buena historia jorge y muy buen sentido del humor esperamos verte pronto por nuestro blog...nos vemos.

Jorge dijo...

Pensadores: gracias por los comentarios. Ya iré publicando más partes del relato poco a poco. Si van a entrar a la universidad recuerden una cosa: el primer año suele ser el más difícil.Sobrevivan a esa primera etapa y cuando se den cuenta, estarán por terminar una carera.
Saludos desde este rincón de Matrix.

Marinel dijo...

Hola Jorge, quería visitarte,porque me he propuesto conocer a todos los que participáis de Relatos Comansi y aquí estoy sintiendo claustrofobia de pensar en esa masificación, en esa mezcla esplosiva que puede estallar en cualquier momento y a saber cómo acabe.Lo veré cuando continues con tu relato.
Si no te importa te enlazo, así vengo de un tirón.
Besos.

Jorge dijo...

Marinel: como ves, me gusta escribir, y no me alcanza con escribir solo un relato por mes.
Quiero publicar al menos un capítulo de esta historia por semana. Muchos ya están escritos.
Esta obra se completa cuando la leen y la comentan, y entonces hay un buen diálogo entre autor y lectores.
Gracias por pasar por aqui, en poco tiempo verás nuevos capítulos. Un beso desde Argentina.

Patricia López dijo...

Esto se perfila genial, genial! Y con mucho realismo, me temo (aunque me haya divertido tu sentido del humor...)

Mejor saquemos risas de las cosas cotidianas, que sino sería aburrida la vida con sólo sinsabores.

Te dejo un saludo con mis propias "facultades alteradas", uyyy!

Jorge dijo...

Patricia: se dice que a veces la realidad supera la ficcion. Espero que no sea exactanmente asi en algun sitio real de este mundo, que estudiar una carrera de por si ya es bastante dificil. El humor es una herramienta valiosa, un asunto serio, por eso forma parte del relato.
Un beso desde Mar del Plata,amiga.

Conchi dijo...

Hola, Jorge. Muy bueno tu relato. Ya estoy deseando ver qué pasa, jeje. ¿De qué era la clase esa masificada? ¿Al final estudió Literatura?
En mi cole tenemos suerte pues tenemos poquito alumnado por clase. Lo máximo 24 ó 25. Más es una barbaridad, aunque yo he dado clase a cerca de 40.
Lo de no saber qué estudiar también es muy frecuente en la adolescencia. Es muy importante hacer lo que a uno le gusta, pero ¿y si no te gusta nada? Ese es el problema...
Un abrazo, amigo. Sigue escribiendo.
Conchi

Jorge dijo...

Conchi: ya se sabrá pronto mas detalles. Está escrita la continuación y debo retocar algunos detalles para dejarlo exactamente como me guste más. Tienes suerte,dentro de todo, si al menos tienes un número razonable de estudiantes.
Respecto al tema de la eleccion de carrera...recuerdo que en mi época los tests que nos presentaron en la escuela secundaria, en el ultimo año, eran tan simples, rudimentarios,e insólitamente ridículos, que si alguien descubria su vocación,no seria precisamente por ese medio. En mi caso, mi mayor vocación es escribir, aunque no viva de eso,al menos ahora, y se me ha manifestado claramente.
Un abrazo desde el sur.

Natacha dijo...

Yo voto porque este chico desistirá de estudiar de esa forma... ¿será autodidacta? al final, a veces, se saca mucho más partido de uno mismo concentrado en lo que realmente le interesa.
Todas las carreras carecen de cosas necesarias o queridas por el estudiante. Ninguna se ajusta a la perfección a las inquietudes de cada cual...
Asi que voto porque se vaya a un lugar espacioso a estudiar...
Un besito. Esperaremos a ver.
Natacha.

Jorge dijo...

Natacha: no he pensado que sea una historia donde los lectores voten por una continuacion posible, aunque la idea suena interesante. Tal vez lo haga con otra historia.
Todos podemos determinar lo que seria mas lógico, con excepción de este personaje, que aun está aprendiendo una lógica diferente: la de ese extraño lugar.
No sabia si alguien leeria la historia, pero ahora que compruebo lo contrario, prepararé la publicación del proximo capítulo.
Gracias por pasar por aqui. Un beso desde el sur,amiga.