viernes, 8 de julio de 2011

¿Puedo ver su bolso?



Foto:total13





El pedido, pues es no es una inocente pregunta, suele ser casi siempre igual, con ligeros matices. También es posible que al entrar a un negocio, un empleado o un guardia indique que se deje cualquier bolso, bolsa, mochila, portafolio o elemento similar dentro de un casillero. Incluso en algunos casos, se debe meter el elemento en cuestión dentro de una gran bolsa que después será cerrada con candado.
Es comprensible, hasta ciertos límites razonables, que los propietarios de un emprendimiento comercial deseen proteger sus productos de posibles hurtos. Hay cámaras de vídeo, espejos, etiquetas que activan una alarma al pasar por los detectores de la entrada, casi como si pasaramos por la seguridad de un aeropuerto. Lo que deja de ser aceptable y razonable, lo que es incluso ofensivo, es que se trate a un cliente desde el mismo momento de entrar, como un potencial ladrón. No pueden confiar en el cliente, pero el cliente tiene que confiar en que no le van a robar la mochila o alguno de los elementos dentro de la misma, o que no van a colocar dentro algún elemento que antes no estaba. Eso sin mencionar que muchas veces roban con los precios.
El cliente es el rey. No es una exageración, es quien les da de comer, quien les permite crecer como emprendimiento, quien puede recomendar a otros clientes. Cada comerciante tiene, por lo tanto, el desafío de encontrar un justo equilibrio: seguridad para sí mismo y buen trato para cliente. La seguridad de su local es su problema, no el nuestro. En el momento en que sentimos que nos está trasladando un problema que no nos incumbe, tenemos todo el derecho de no regresar nunca a ese local, de cambiarlo por otro similar donde recibamos un mejor trato, y recomendar ese otro lugar a nuestros amigos y conocidos.
En mis movimientos cotidianos por la ciudad, es común que visite dos diferentes bibliotecas, que haga diversos trámites, y algunas compras. Es fácil imaginarse la odisea de moverse de un lugar a otro, mientras diversos grupos de paranoicos nos recuerdan por medio de un cartel: "sonría,lo estamos filmando". Creo que se vendería bien una camiseta que muestre una mano con el dedo medio levantado en el conocido gesto "F ' you" y la inscripción:"filma esto,imbécil".Uno solo tendría que bajar un cierre, abrir la ropa, y lucir la camiseta con una sonrisa. Recuerdo una ocasión en que una mujer con su uniforme de guardia me ofendió indicándome que muestre el contenido de mi portafolios antes de salir. Con buen humor y con mi mejor sonrisa, lo abrí y dije en voz alta: "Aquí están mis juguetes eróticos", y ella, delante de todo mundo, miró adentro, por supuesto que sin encontrar nada. En los días siguientes, insistí en mostrarle siempre el contenido del portafolios, aunque apenas miraba rápidamente de reojo, como deseando evitar algún ingenioso comentario.

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