Imagen: Nacho Gonmi
¿Quién no los ha visto en las librerias, y ahora en los formatos digitales? Comparten el espacio con los clásicos universales, compitiendo por nuestra atención y algo de nuestro tiempo. Ofrecen soluciones para todo: cómo hacer amigos, cómo seducir, cómo leer más rápido y estudiar más facilmente, cómo recordarlo todo, mantener un buen estado físico, tener la autoestima de un campeón olímpico, obtener el empleo que merezcas y quieras, ganar en todas las discusiones, y llegar a ser millonario. Incluso una vez vi libro con un conjunto de conferencias llamado "Como salir de la crisis", escrito por un ministro de economia, el mismo que habia creado el problema.
No niego que alguno que otro pueda proponer buenas ideas dentro de metas razonables, pero...¿Aprender un idioma en menos de dos semanas, o volverse rico? ¿No será mucho? Lea lo que guste, pero como se suele decir: ante la duda, acuda a un profesional.
Debo decir que algunos ejemplares me fueron útiles. Uno de esos libros lo usé para matar arañas, y al enfrentarlas se disipó la fobia, tal como decia entre sus páginas. Otro sobre organización del tiempo lo pongo sobre una pila de papeles cuando abro la ventana, para que no se me vuelen y no me distraiga levantándolos. Otro me sirvió para tratar con los animales, pues fue lo único que se interpuso entre los dientes de un perro y mi cuerpo. Los demás...qué duda cabe, con su variedad de tamaños y colores hacen una buena decoración en mi cuarto. Llego entonces al punto en que veo que no necesitaré ningún otro, pues es como en la novela "El Alquimista", de Paulo Coelho, donde se hace un largo y complicado viaje, solo para volver al punto de partida y ver que lo que se buscaba estaba muy cerca, por ejemplo, en uno mismo.
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