domingo, 16 de marzo de 2008

Speculum


Foto: Daquella manera








De cuantas criaturas pertenecen a las tinieblas,una nos ha estado observando desde el sitio menos pensado. Ha pasado siglos estudiando nuestras debilidades,descubriendo nuestros secretos y deseos más íntimos,y sobre todo, buscando la forma de cruzar hacia nuestro mundo.
¿Como se puede cerrar y asegurar una entrada si no se sabe que existe? La gente sabe que la muerte es parte de la vida. Es natural,pero prefieren no pensar en eso. ¿Que harían entonces con lo sobrenatural,sino ignorarlo, verlo como un síntoma de locura o negar su existencia?
No niego la posibilidad de estar loco o trastornado. Me he obsesionado con esta entidad.La he investigado y me he convencido de su existencia. Las referencias más antiguas figuran en jeroglíficos, tablas de arcilla y pergaminos.Talvez sea más antigua que la humanidad,pero a nosotros nos ha encontrado particularmente fascinantes: mitad bestias,mitad ángeles,con un gran potencial para el bien y para el mal. Especialmente para el mal.
Acabo de pararme frente al espejo,frente a esa imagen distorsionada de quien ahora me parece un extraño. No me dejo engañar.No me veo más gordo de lo que soy,ni más débil,feo,infeiz o incompleto.¿Loco? Tal vez. Acerqué una mano. Apoyé mis dedos sobre esos dedos y lo desafié:
"¿He llamado tu atención?¿Me qieres? Ven por mi."



Continuación de Natacha:


Al apoyar la mano sobre el cristal... mis dedos comenzaron a hundirse en la plateada superficie... era como agua. Me asusté y retiré la mano.
Lentamente, sin dejar de mirar (de mirarme en realidad) fui reculando hacia atrás, asustado, en tensión. Si alguien hubiese tocado mi hombro me hubiera muerto del susto.
Salí de la casa, intentando convencerme a mí mismo de que aquello lo había inventado yo mismo. “El sueño que llevo arrastrando durante días, me ha jugado una mala pasada”.

A la mañana siguiente pasé delante del espejo... éste se encuentra pegado a la pared del hall de entrada a mi casa. No tiene marco, está completamente pegado al muro y es grande, ocupa toda la superficie. Es difícil no mirarse al pasar...

Llevo una semana sin mirarme... entro y salgo deprisa de casa... “Esto no puede ser, me está dominando…”

Me encontraba en la calle y, como desde hacía días, remoloneaba para subir a casa.
Hoy lo haré, volveré a posar los dedos sobre la fría superficie de cristal. “Seguro que no ocurre nada, es absurdo...”

Mientras metía las llaves en la cerradura de la puerta me sobrevino una taquicardia. El miedo me aceleró las ganas de encender la luz... Y allí estaba yo, mirando de soslayo el espejo... pero... ¡cómo! ¡No funciona! Yo mismo me dije “¡Qué estupidez! los espejos no pueden NO funcionar”.

Pero así era... no devolvía el reflejo.
Ya no era un espejo, era un hueco, un hueco frío.
Acerqué la mano y traspasé aquella textura líquida, y al sentir un aire cálido, tiré de mi brazo… “¡Horror! ¡Mi mano!” Mi mano había quedado dentro... no había sangre, ni dolor... solo un muñón limpio.

¿Y ahora?... Si quería recuperar mi mano… ver dónde estaba… “¿meter la cabeza? ¡Ni hablar! ¿Qué hacer?”
“Si meto la cabeza… quedará mi cuerpo inerte a este lado.
¿Cómo le ordenaría entrar a recuperar mi cerebro?
¿Y mi cabeza, qué haría ahí dentro?
¿Una mano y una cabeza? Pues vaya pareja inútil…”



Continuación de Marta:


Quería recuperar mi mano. La recuperaría ?.
El terror, la necesidad y la intriga corrían parejo. No podía dejar de mirar mi muñón y al espejo.
El terror se transformó en rabia, la necesidad en urgencia y la intriga en una decisión incontrolada.
Sentía el sudor correr por mi espalda, y el tropel de mi corazón ensordecía mi mente.
Habrán sido segundos u horas. Nunca lo supe. Nunca lo sabré. Y sin medir las consecuencias, apreté los ojos y me lancé de lleno contra el espejo....
 
Silencio y oscuridad. Podía sentir mi cuerpo y los latidos de mi corazón seguían resonando como campanadas enloquecidas. Extendí mi única mano recorriendo la espesura negra que me rodeaba, sentía mis ojos desorbitarse intentando lograr que mis pupilas se dilataran lo suficiente como para captar algo, alguna imagen, una luz, o un color. Nada. Solo podía percibir ese tibio aroma, extraño y que me relajaba poco a poco...


Continuación de Penélope:

Que sería aquello que enmudecía mis sentidos poco a poco ? anesteciando hasta mis huesos, mi alma, mi desconcierto ante lo que estaba viviendo....en un momento creí morir ante la idea de verme mutilado, ante lo irreversible; pero ese aroma, ese tibio aroma que penetraba mi ser, adormecía mi espíritu, mi mente, y con ello, mis miedos...


Continuará....

5 comentarios:

Natacha dijo...

Cuando tengamos el trozo de relato te lo mandamos a tu correo o lo publicamos como un comentario?
Un saludo
Natacha.

Jorge dijo...

Yo recomendaría escribirlo primero en tu PC como archivo de word y luego enviarlo al correo,sea como adjunto o como parte del mensaje. Esto tiene la ventaja de tener borrador copiado cada cinco minutos. Asi no te arriesgas a tener cualquier problema tecnico o corte de luz mientras escribes en la seccion de comentarios.
Espero el momento de ver como continua.Un beso.

Natacha dijo...

Jorge, tengo el relato. He intentado mandártelo a tu correo del perfil y me dice:
"Firefox no puede abrir la dirección porque el protocolo (ymsgr) no está asociado con ningún programa".
Bueno, mira a ver qué ocurre y me dices algo...
un beso
me espero a tus noticias.
Natacha.

Patricia López dijo...

Está quedando genial! Me encanta...
espero ansiosa la continuación.

Anónimo dijo...

JORGE: Tuve un lapsus de inspiración , no me salía nada...pero bue, algo pude hacer este tiempo, te lo envío a tu mail, es la continuación de Marta, por ahora viene genial espero no arruinarlo...besos..