jueves, 4 de septiembre de 2008

Facultades alteradas (2)


Foto: NEOPIXX

Esta es una historia ficticia, obra de la imaginación. Cualquier similitud con hechos, lugares, o personas reales es pura coincidencia. Obra previamente registrada.


3. Janius, entre la adaptación y la supervivencia

Primera lección: el que llega temprano tiene donde sentarse. Ni el espacio ni la cantidad de bancos eran suficientes para tantos alumnos. Era frecuente ver a los compañeros subiendo y bajando, transportando bancos desde otras aulas, uno tras otro, como una fila de laboriosas hormigas. Para mí, ser puntual tuvo su recompensa: no solo tenía banco, sino que incluso podía elegir donde sentarme, antes que los demás lleguen y ocupen hasta el último espacio. Era todo un lujo.
Siempre había pensado que el saber no ocupa lugar. Ahora estaba chocando de frente con la realidad: la universidad era la “casa de altos estudios”, pero bajo presupuesto.
Por un lado, es cierto que siempre es escaso el dinero para las universidades, y que al gobierno de la República Surrealista de Akinoestán no le interesan esas cosas. Por otro lado, había muchos bancos rotos, y era difícil encontrar uno que no estuviera escrito: declaraciones de amor, filosofía improvisada, obscenidades, dibujos varios, etc. Los primitivos seres de las cavernas, aquellos que pintaban en las paredes, no habían muerto; estaban entre nosotros, y aún no conocían la civilización.

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Terminaba de comer apresuradamente, faltaban 20 minutos para las 13:00, hora de la primera clase, hoy no sería puntual. Llegaría, con suerte, a las 13:01, de modo que tendría que conseguir un banco antes de llegar al aula, y rezar para poder sentarme dentro y no en el pasillo. El colectivo tarda en venir, siempre se tarda cuando uno está apurado. Vendrá cuando tenga ganas, ni modo. Al subir, uno se encuentra con docenas de chicos de escuela primaria que entrarán al mismo tiempo en sus respectivos colegios. Viajamos como sardinas enlatadas. Más vale que llegue a tiempo a la puerta trasera; de lo contrario bajaré varias calles después de la facultad. Permiso, por favor, aquí me bajo.

Entro a la facultad caminando rápido, casi corriendo. La comida me da vueltas en el estómago. Es primavera, hay 30 grados a la sombra y el desodorante ya me ha abandonado. Consigo un banco, lo ubico dentro, que suerte! Otros llegan más tarde que yo, la salida queda totalmente cerrada por los bancos durante dos horas. La profesora va a comenzar con su clase, y antes de tomar la tiza, prende un cigarrillo. No está permitido fumar, pero... ¿a quién le importa? Varios de los estudiantes la imitan. Será un día largo, muy largo.

Continuará...

12 comentarios:

Sendieva dijo...
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Jorge dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Patricia Lopez Lalli dijo...

Uy, qué perspectivas se vienen!
Me hiciste acordar a cuando yo empecé la facultad, que era una delegación de la misma ubicada provisoriamente en una escuela primaria.

El primer año estaba excedido en matrícula (como suele suceder), sólo que como no había aula lo suficientemente grande para todos, teníamos que sacar los bancos de los salones y armar el aula en el patio interno.

Y eso del viaje en colectivo, menos mal que sucedió en "Akinoestán", sino no te creería!

Que tengas un lindo finde, Jorge!

Solcito dijo...

Por suerte en mi facultad no se dan esos inconvenientes. Es nacional, pero al ser una ciudad chica, cerca de Córdoba capital, muchos van hacia esa ciudad a estudiar. En primer año siempre trataba de llegar un poquito antes para poder sentarme en las primeras filas, ahora ya me da igual... Y fumar... no, hay instalados detectores de humo en las aulas, asi que sería imposible que lo hicieran, eso se respeta, por suerte...

A la espera de la continuación de tu relato...

Besos!

Jorge dijo...

Patricia: no esperaba que escribir el relato me permitiera conocer circunstancias y anecdotas de los estimados lectores, pero es interesante, como cuando escribis sobre la secundaria.
Todo eso pasa allá lejos, en la República Surrealista de Akinoestán, ubicada entre la Atlántida y las Antípodas.
Un buen fin de semana tambien para vos,amiga. Linda foto.

Jorge dijo...

Solcito: aqui se esta respetando actualmente lo de no fumar, al menos hasta donde yo se, pero ¡cuanto tiempo y esfuerzo ha tomado lograrlo! Ahora, en cambio, parece que las grandes empresas quisieran hacer a todos adictos a los telefonos celulares, que tanto a un estudiante como a un profe le pueden sonar en cualquier momento.
Es interesante descubrir en el momento menos pensado la variedad de tonos que existen.
Gracias por pasar a comentar,un beso desde Mar del Plata.

Solcito dijo...

Es verdad!! lo de los teléfonos celulares es insoportable... Hay profesores que el primer día de clase dan un "sermón", que apaguemos los celulares, etc, etc y sin embargo suelen ser a los primeros que les suena... Ni hablar cuando le suena a algún alumno que no se atreve a sacarlo para apagarlo, para no ser "descubierto" y el resto tenemos que lograr entender lo que se dice en clase con ese sonidito de fondo durante unos instantes... Uff, como me molesta!! jeje, es una cuestión de respeto, estar dos hs, por lo menos (hasta el cambio de materia) desconectado del teléfono no es imposible!!

Que tengas buen fin de semana.

Besos!

Jorge dijo...

Solcito: ya ves cuántos adelantos tiene nuestro mundo.Cuando se inventó las computadoras se inventó tambien los problemas con las computadoras: que se cae el sistema, que la pantala azul, que fallan o no hay compatibilidad,etc.
Cuando se inventó los celulares se inventó tambien los problemas asociados a los mismos: la posibilidad de ser rastreado y espiado por medio del mismo, los sonidos molestos,etc.
A no desanimarse, que la tecnologia seguira creando cosas nuevas.
Que tengas tambien buen fin de semana,un beso desde Mar del Plata.

los pensadores dijo...

hola,muy lindo post y es cierto eso "el que llega temprano tiene donde sentarse" por eso es bueno llegar temprano aunque siempre cuesta jajaja!!!!!

muy buena historia sigue asi.....

un abrazo.

Jorge dijo...

Pensadores: supongo que es verdad para todo, el que llega primero tiene mejores oportunidades. Gracias por pasar por aqui. Que bueno que les guste el relato.
Saludos desde Mar del Plata

Conchi dijo...

Jorge, me ha encantado tu segunda entrega. Y me he quedado con ganas de seguir leyéndote, eso es lo bueno para un escritor, ¿verdad?, que los que lo lean quieran más.
Bueno, en cuanto a la historia comparto contigo lo de la prehistoria en el presente, por lo de garabatear, incluso grabar, en las mesas o pupitres. Afortunadamente aquí ahora no tenemos problemas con los bancos, ni con lo de fumar en clase, aunque sí con lo móviles (ceulares).
Seguiré leyéndote.
Un abrazo.
Conchi

Jorge dijo...

Conchi: Creo que el ciclo se completa cuando alguien lee lo que uno escribe y lo comprende y mejor aun,le gusta.
Hasta donde se, los celulares son el problema actual, pero no tanto porque uno o dos de ellos hagan ruido, sino porque cada uno parece tenerlo. Nos quieren acostumbrar a cosas que no necesitamos. ¿Creerias que en las clases donde actualmente estudio ingles soy en unico que no tiene celular? Ya me siento como Will Smith en el filme " soy leyenda ": el unico humano que queda en un mundo donde los demas se han covertido en vampiros. :-)
Un abrazo desde Argentina.